. . . la UIP está formada por policías, ellos han recibido una determinada formación en un determinado sentido y con unos claros objetivos, los procesos se automatizan para evitar tener que pensar, cumplen con lo ordenado e ignoran, como no puede ser de otra manera, quienes son los que tienen enfrente, no se plantean si los de enfrente son policías, bomberos, médicos o maestros, les da igual, les da igual que con algunos de ellos el día anterior se hayan comido un bocadillo, que con el bombero hayan tenido una intervención conjunta, que el médico les de la baja si caen enfermos o que el maestro que está allí sea el que educa a sus hijos, les da igual, ni lo piensan ni se lo plantean, lo cual, hasta cierto punto es lógico, si se lo plantearan quizás su intervención sería enfocada de otra manera . . . pero eso, que como digo y hasta cierto punto puedo llegar a entenderlo, lo que no cabe es determinados excesos de celo, que los hay, y que hacen daño a la imagen de la policía, no solo de la UIP, sino de la totalidad de la policía, ya que la gente tiende a la generalización y no sabe discriminar los puntuales excesos de celo que pueda haber por determinados elementos, no por la totalidad de la unidad, son el muro de contención del poder, son el muro de contención de la clase política que con su mala gestión nos ha echado a todos los funcionarios a la calle a reivindicar nuestros derechos, derechos que también han sido cercenados para los funcionarios de la UIP y esa es la paradoja que hace difícil entender su posición, acatan ordenes y defienden a quienes nos han metido en el agujero y se enfrentan con quienes al final, no solo son sus compañeros de viaje, sino que están defendiendo también sus derechos y esto hace que su postura sea totalmente incomprendida y si a esto le añadimos algún exceso pues la generalización está servida . . .