BILBAO:TERRITORIO VEDADO AL BOTELLÓN
Bilbao ya es territorio vedado para el botellón. Desde el viernes, nadie puede beber en la vía pública. La primera noche de vigilancia para frenar esta extendida práctica se saldó sin multas. En lugar de sancionar, la Policía Municipal de Bilbao optó por deshacerse de las bebidas. Cientos de litros de alcohol fueron a parar a las alcantarillas. Antes de requisar las botellas, los jóvenes recibieron una explicación. ?Queda prohibida esta práctica en base a una nueva ordenanza?, detallaron los agentes. Nadie se resistió, pero hubo quien logró dar esquinazo a la Guardia urbana. Los primeros en huir fueron quince jóvenes apostados en un peque?o parque de la calle Iturribide.
Casi todos los esfuerzos policiales se centraron en el Casco Viejo bilbaíno. Se trata del principal foco del botellón en la capital vizcaína. El dispositivo especial se desarrolló en torno a la Plaza Nueva. Las quince patrullas del operativo llegaron hacia las 21.00 horas y apenas tuvieron trabajo. Su presencia disuadió a los jóvenes. Se vieron obligados a cambiar de planes. Bolsas de supermercado en mano, se trasladaron a otros puntos de la ciudad. El Casco Viejo ya no era el punto de reunión. Enseguida se corrió la voz entre las cuadrillas.
OTROS LUGARES ALTERNATIVOS
Tras barajar las diferentes alternativas, surgieron varios focos de botellón. EL CORREO siguió la pista de estos grupos por el 'botxo'. La antigua Feria de Muestras y el parque de Do?a Casilda fueron los lugares preferidos. Pronto se percataron de ello los policías. A las once y cuarto, varias patrullas se apostaron junto a San Mamés. En una de las bocacalles cercanas bebían cientos de jóvenes. Muchos vieron llegar a los agentes y huyeron. Otros, se vieron obligados a vaciar sus botellas. Entre ellos, una cuadrilla de ocho bilbaínas de entre 18 y 19 a?os. ?Es una injusticia. Aquí no molestamos a nadie?, protestaron en cuanto se fue la Policía local.
No se movieron del lugar. Las jóvenes permanecían sentadas en corro mientras aguardaban la marcha de la guardia urbana. Fue entonces cuando retomaron el botellón. Se habían guardado la mayor parte del alcohol. Quedaban cuatro litros de kalimotxo. ?Lo he escondido bajo la cazadora. ?Con lo que nos hemos gastado, como para tirarlo!?, clamó Ziortza.
Les duró poco la alegría. Instantes después, la Policía Municipal volvió a la carga por la zona. Esta vez, pasaron por alto el botellón. Iban a pocos metros, varias veintea?eras no se dieron por aludidas. No sabían que estaba prohibido beber en la vía pública. Hicieron amago de resistencia, aunque finalmente dieron su brazo a torcer.
En un local de la Gran Vía, se celebraba una fiesta universitaria de la facultad de Derecho de la UPV. Era la excusa perfecta para trasladarse a Do?a Casilda. Así lo hicieron multitud de adolescentes, a sabiendas de la estricta vigilancia policial junto a la Feria y el Casco Viejo. La otra alternativa era un local donde guarecerse del frío. A esas horas, los termómetros marcaban 10 grados.
EVITAR LAS TRIFULCAS
Un grupo de amigos había quedado en la plaza Unamuno. Eran catorce, cargados con botellas de licor de melocotón. Se disponían a celebrar el cumplea?os de Jon. Entre todos, decidieron ir a casa de un compa?ero. Montaron la fiesta a cubierto, más por razones de seguridad que otra cosa. ?Si te 'cueces' en un bar, hay opciones de tener un lío con algún macarra. Es mejor no arriesgarse?, argumentaron. También había razones de índole económico. ?Hay que preocuparse de la integridad de uno mismo. Y de que no te roben la cartera...?, apuntó Asier. Acababa de ser testigo de un hurto. Por suerte, la Guardia urbana consiguió detener al caco.
Por Unamuno e Iturribide, el movimiento de bolsas era constante, pero sólo se veía gente bebiendo a las puertas de algún bar. Latas de cerveza y grandes vasos formaban parte del decorado nocturno. ??Y eso por qué no es botellón??, se cuestionaba Manuel Díez, un jubilado de 65 a?os. Los jóvenes aclararon sus dudas. Son los expertos de una moda prohibida en Bilbao.