http://www.uniondepoliciamunicipal.com/?p=6982Pequeña reflexión.Posted on 12 abril 2013 by UPM
Esto no trata de legalidades o ilegalidades, de hacer las cosas bien o mal, sino de algo mucho mas importante.
Pongámonos por un momento en la piel de este colaborador del CIFSE que ha saltado a la palestra, a raíz de la noticia del diario “El Mundo” Enlace a noticia
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/09/madrid/1365497482.html , mientras esta dando clase, ¿que tiene enfrente? compañeros que para acceder y mantenerse en su profesión han tenido que demostrar y siguen demostrando un respeto por la ley, los derechos humanos, la pluralidad en todos los sentidos y lo más importante, la vida
Pensemos ahora en el otro “bando”… ¿que pensarán ahora los compañeros en sus pupitres de este colaborador si las instituciones municipales o el mismo no desmienten la noticia publicada en ese diario?
Eso tan importante a lo que nos referíamos es la sensibilidad, la sensibilidad de primar el equilibrio del fiel de la balanza de valores pasados y futuros a quien se contrata para impartir clases en el CIFSE, un centro en el que la reciben colectivos en el que ese fiel únicamente es válido si está equilibrado en cada componente de los mismos
El mismo Ministro del Interior parece que, aunque sea por cuestión de imagen, ha captado y parece que pone en práctica esta sensibilidad afirmando que “Siendo yo ministro, ni yo ni nadie de mi equipo ha tenido ninguna relación ni ha dado ningún trato de favor a esa persona” Enlace a noticia
http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2013/03/fdiaz-reprocha-amaiur-defienda-causa-victima-20130313-111495.html Y es que no es permutar las habilidades al volante de D. Juan Carlos Delgado -”El Pera”- para dar clases de conducción o de usar la maestría de Frank Abagnale para ayudar al FBI a perseguir falsificaciones documentales, esto, más bien, ni en su concepción ni en su aplicación puede asimilarse a estos dos ejemplos.
No dudamos de las capacidades profesionales de este señor ni de su rehabilitación, pero si a los Policías se nos exige una pulcritud casi monacal en nuestra vida profesional y privada, en nuestro pasado y presente, deberíamos de tener en cuenta esta reflexión, al menos, a partir de ahora.