Consideremos lo siguiente. Un testigo dispone de una información sobre determinado hecho delictivo. En el proceso de prestar declaración puede haber nueva información que se añada a la que ya conoce, ya sea por los medios de comunicación, por comentarios de la policía, etc. ¿Qué ocurre con el recuerdo original?
La investigadora norteamericana Loftus asume que cuando se produce un cambio en la memoria sobre una información que tenemos almacenada, se pierde el recuerdo original para siempre y permanece el nuevo recuerdo modificado. Sin embargo, autores como Bekerian sugieren que el recuerdo original todavía existe, pero que el problema es acceder a él. Hasta el momento, hay varias teorías que tratan de explicar las transformaciones de la memoria.
La teoría de Loftus se denomina hipótesis de alteración. El recuerdo no se puede recuperar porque, simplemente, ya no existe. El original ha sido alterado o transformado en un nuevo recuerdo (a veces, un recuerdo de compromiso) hasta el punto de que se pierde el original para siempre. Loftus argumenta esta teoría en el hecho de que incluso empleado incentivos, hipnosis, etc., se consigue muy poco éxito para recuperar los recuerdos originales.
Si la hipótesis de alteración de Loftus es correcta, ello conlleva serias implicaciones para los investigadores de la policía. El tema es que, si se ha proporcionado a un testigo información adicional sobre un incidente, es probable que su recuerdo original quede contaminado. Será importante para el agente de policía establecer si el testigo ha comentado el incidente con otras personas o si ha visto algún informe sobre el caso en la TV, etc. El policía también debe ser consciente de que su propia manera de preguntar puede, en sí misma, contaminar el recuerdo original.
Una teoría alternativa es la denominada hipótesis de coexistencia. Como su nombre indica, la teoría sugiere que, tanto el recuerdo original como el modificado coexisten en el sistema de memoria y ambos pueden recuperarse. Los defensores de esta teoría señalan el hecho de que a veces es posible recuperar algunas partes del recuerdo original, incluso tras haber presentado información engañosa. Sugieren también que el fracaso en la recuperación puede ser temporal. El problema aquí puede ser que es más fácil acceder a los recuerdos recientes que a los distantes. Esto es similar al llamado “Efecto Reciente”. Esta teoría de la coexistencia es más optimista en lo que se refiere a la recuperación de los recuerdos originales. Implica que los agentes de policía, al entrevistar a un testigo, deben intentar persuadirle para que regrese mentalmente a la escena del crimen, en lugar de que sólo intente recordar todo lo que pueda del incidente.
Una forma específica de la teoría de la coexistencia es la teoría del encabezamiento de registros. Esta teoría sugiere que la información se presenta en unidades de memoria llamadas “Registros” y que cada unidad está encabezada por una clave de acceso o “Encabezamiento”. Los encabezamientos permiten la recuperación de un recuerdo al describir la información contenida en el registro.
Cuando busca un recuerdo concreto, la persona intenta emparejar la descripción de un registro con un encabezamiento apropiado. El efecto de desinformación ocurrirá cuando el registro encabezado de la información original es menos accesible que el registro encabezado de la información engañosa. En otras palabras, la persona puede tener dos recuerdos diferentes, uno de los cuales es más reciente “y más cerca de la superficie” o que destaca más. Ya que la persona no puede distinguir entre el encabezamiento del registro original o de la información engañosa, comete el error de recuperar la información más reciente de los sucesos. Este punto de vista sugiere que el policía podrá recuperar con mayor probabilidad el recuerdo original si es cuidadoso y específico en sus preguntas al testigo.
Otra explicación que se ha propuesto tiene que ver con la atribución de la fuente. Esta teoría sugiere que la información engañosa engaña al sujeto porque se crea una confusión en relación a la fuente de información. De acuerdo con esta teoría el efecto de desinformación ocurre porque el sujeto confunde la fuente de la información original y la de la información engañosa. Así, la fuente de la información engañosa se atribuye (de forma incorrecta) al suceso del que se ha sido testigo originalmente. De acuerdo con este punto de vista, un testigo que escucha a otro testigo lo que le dijo el conductor de un coche, puede después creer que su recuerdo se basa en haber escuchado la conversación de primera mano (no de segunda).
Al igual que con la teoría del encabezamiento de registros, la teoría de la atribución de la fuente puede explicar por qué es más probable que las personas recuerden la desinformación en lugar de la información original. Ya que la primera destaca más en la memoria, se supone que forma parte del evento original de que se ha sido testigo. Los seguidores de esta teoría han intentado abordar el problema de la desinformación adoptando un enfoque de monitoreo de la fuente. Se anima a las personas a pensar y monitorizar la fuente de cualquier información que recuerden. Los resultados de estos estudios son mixtos, pero parecen demostrar que incluso cuando se instruye a las personas a monitorizar cuidadosamente la fuente de la información, todavía son vulnerables a la información engañosa. El problema suele ser que las personas no siempre pueden recordar correctamente la fuente de información para cada trozo de recuerdo.
Algunos de los problemas asociados a la Atribución de la Fuente podrían evitarse si quienes tienen la tarea de entrevistar a los testigos, como mínimo, están al tanto de este fenómeno. Puede tener algún efecto instruir al testigo para que piense cuidadosamente en la fuente de sus recuerdos “originales.” También puede ayudar, no sólo preguntar al testigo, sino también a otras fuentes de información a las que haya podido estar expuesto para identificar a aquellos que es más probable que experimenten dificultades con la Atribución de la Fuente.
La teoría de Loftus se denomina hipótesis de alteración. El recuerdo no se puede recuperar porque, simplemente, ya no existe. El original ha sido alterado o transformado en un nuevo recuerdo (a veces, un recuerdo de compromiso) hasta el punto de que se pierde el original para siempre. Loftus argumenta esta teoría en el hecho de que incluso empleado incentivos, hipnosis, etc., se consigue muy poco éxito para recuperar los recuerdos originales.
Si la hipótesis de alteración de Loftus es correcta, ello conlleva serias implicaciones para los investigadores de la policía. El tema es que, si se ha proporcionado a un testigo información adicional sobre un incidente, es probable que su recuerdo original quede contaminado. Será importante para el agente de policía establecer si el testigo ha comentado el incidente con otras personas o si ha visto algún informe sobre el caso en la TV, etc. El policía también debe ser consciente de que su propia manera de preguntar puede, en sí misma, contaminar el recuerdo original.
Una teoría alternativa es la denominada hipótesis de coexistencia. Como su nombre indica, la teoría sugiere que, tanto el recuerdo original como el modificado coexisten en el sistema de memoria y ambos pueden recuperarse. Los defensores de esta teoría señalan el hecho de que a veces es posible recuperar algunas partes del recuerdo original, incluso tras haber presentado información engañosa. Sugieren también que el fracaso en la recuperación puede ser temporal. El problema aquí puede ser que es más fácil acceder a los recuerdos recientes que a los distantes. Esto es similar al llamado “Efecto Reciente”. Esta teoría de la coexistencia es más optimista en lo que se refiere a la recuperación de los recuerdos originales. Implica que los agentes de policía, al entrevistar a un testigo, deben intentar persuadirle para que regrese mentalmente a la escena del crimen, en lugar de que sólo intente recordar todo lo que pueda del incidente.
Una forma específica de la teoría de la coexistencia es la teoría del encabezamiento de registros. Esta teoría sugiere que la información se presenta en unidades de memoria llamadas “Registros” y que cada unidad está encabezada por una clave de acceso o “Encabezamiento”. Los encabezamientos permiten la recuperación de un recuerdo al describir la información contenida en el registro.
Cuando busca un recuerdo concreto, la persona intenta emparejar la descripción de un registro con un encabezamiento apropiado. El efecto de desinformación ocurrirá cuando el registro encabezado de la información original es menos accesible que el registro encabezado de la información engañosa. En otras palabras, la persona puede tener dos recuerdos diferentes, uno de los cuales es más reciente “y más cerca de la superficie” o que destaca más. Ya que la persona no puede distinguir entre el encabezamiento del registro original o de la información engañosa, comete el error de recuperar la información más reciente de los sucesos. Este punto de vista sugiere que el policía podrá recuperar con mayor probabilidad el recuerdo original si es cuidadoso y específico en sus preguntas al testigo.
Otra explicación que se ha propuesto tiene que ver con la atribución de la fuente. Esta teoría sugiere que la información engañosa engaña al sujeto porque se crea una confusión en relación a la fuente de información. De acuerdo con esta teoría el efecto de desinformación ocurre porque el sujeto confunde la fuente de la información original y la de la información engañosa. Así, la fuente de la información engañosa se atribuye (de forma incorrecta) al suceso del que se ha sido testigo originalmente. De acuerdo con este punto de vista, un testigo que escucha a otro testigo lo que le dijo el conductor de un coche, puede después creer que su recuerdo se basa en haber escuchado la conversación de primera mano (no de segunda).
Al igual que con la teoría del encabezamiento de registros, la teoría de la atribución de la fuente puede explicar por qué es más probable que las personas recuerden la desinformación en lugar de la información original. Ya que la primera destaca más en la memoria, se supone que forma parte del evento original de que se ha sido testigo. Los seguidores de esta teoría han intentado abordar el problema de la desinformación adoptando un enfoque de monitoreo de la fuente. Se anima a las personas a pensar y monitorizar la fuente de cualquier información que recuerden. Los resultados de estos estudios son mixtos, pero parecen demostrar que incluso cuando se instruye a las personas a monitorizar cuidadosamente la fuente de la información, todavía son vulnerables a la información engañosa. El problema suele ser que las personas no siempre pueden recordar correctamente la fuente de información para cada trozo de recuerdo.
Algunos de los problemas asociados a la Atribución de la Fuente podrían evitarse si quienes tienen la tarea de entrevistar a los testigos, como mínimo, están al tanto de este fenómeno. Puede tener algún efecto instruir al testigo para que piense cuidadosamente en la fuente de sus recuerdos “originales.” También puede ayudar, no sólo preguntar al testigo, sino también a otras fuentes de información a las que haya podido estar expuesto para identificar a aquellos que es más probable que experimenten dificultades con la Atribución de la Fuente.
Autor: Fernando Pérez Pacho.
Psicólogo desde hace casi 3 décadas, con título de Especialista en Psicología Clínica. Amplia experiencia en la formación a cuerpos de seguridad y personal de emergencias.
Blog: Psicología policial